Esta semana miles de personas recibieron un correo firmado por Masaru Emoto, que pedía “a todas las personas del mundo” unirse en una oración de amor y gratitud enfocada específicamente a la Planta Nuclear de Fukushima Japón con el fin de generar un cambio en la condición del líquido que circunda los reactores nucleares-
Menciona: “Lo peor en este momento es que el agua de los reactores de la Planta empezaron una fuga contaminando el océano, la atmósfera y las moléculas de agua de las zonas aledañas”, “la sabiduría humana no ha sido capaz de resolver el problema y está tratando solamente de enfriar materiales radiactivos que existen dentro de los reactores echando agua fría con mangueras”
Agrega: “he sido incontables veces el testigo de que el agua se transforma en positivo cuando recibe la vibración pura de oraciones de seres humanos no importa cuán lejos estén esas personas”, por lo que sugiere: “vamos a unirnos nuestra conciencia para llevar a cabo una ceremonia de oración para el agua como ciudadano de la tierra, les pido a todos ustedes, no solamente en Japón, sino en todo el mundo que por favor nos ayuden a superar esta crisis de nuestro planeta. Vamos a enviar nuestros pensamientos de Amor y Gratitud a todo el agua que existe en la Plantas Nuclear de Fukushima”.
La oración está encaminada a pedir perdón al agua de Fukushima, decirle que se le ama y que mejore su condición y si bien esta oración puede ayudar a cambiar el mundo, una sola, pequeña también puede transformar la vida diaria.
Hace algunos años el llamado del Dr. en medicina alternativa Emoto, hubiera sido calificado de locura, pero muchos han sido los testimonios que ha dado sobre los cambios que se generan en el agua a partir de sentimientos o palabras, observando en el microscopio los cambios estéticos de los cristales congelados del líquido.
Ha descubierto figuras asombrosas en el agua a la que le repitió la palabra “amor” y formas monstruosas en la que se trató con palabras como odio o desprecio, incluso se probó la reacción del agua al congelarse luego de escuchar sonidos o pensamientos y el líquido recibió de igual forma la energía implícita en ellos.
Obviamente, con ello determinó que esa agua, al recibir una u otra información entra al cuerpo y lo afecta de variadas formas y que no solo el agua es afectada, sino otras sustancias inorgánicas, por lo que, por asombroso que parezca, el simple hecho de dar las gracias cuando van a consumirse los diarios alimentos les otorga una carga de energía específica.
Es así que la costumbre de rezar una oración cambia la energía y favorece una mejor digestión y que, cuando se discute en la mesa, cuando hay disgusto, los alimentos sientan mal –como algún día lo han afirmado miles de abuelitas- y también es por eso que durante una enfermedad, muchos añoran la sopa que la madre cocina, impregnada de amor o deseo de curar
En muchos casos hoy día, la gente come en la calle y olvida dar las gracias antes de tomar el primer plato, porque además manifiesta que se trata de una exigencia religiosa y que no es compatible ni con su pensamiento ni modus vivendi, sin considerar la posibilidad de cambiar la energía de los alimentos que seguramente fueron preparados entre la preocupación de la cocinera, el pleito del cajero con la mesera, los chismes de las dos mujeres que cortan las viandas, el grito colérico del cliente al que le tocó este día el cabello en la sopa o el odio de algún ayudante de cocina por no tener para pagar el platillo que solicitó la pareja de la mesa cuatro.
Cualquiera que sea la procedencia, difícilmente vendrá armonizada con los mejores sentimientos, en Mérida Yucatán, en la colonia Alemán, hace años el restaurante vegetariano de la GFU contaba con un cocinero que abandonó a su familia en Puebla y su fábrica de zapatos para buscar una nueva vida y se integró a la GFU, él era el encargado de cocinar y, como decía, lo hacía con todo el amor del mundo y la felicidad de tener una nueva vida, misma que contagiaba a todos los que tuvieron la fortuna de comer los platillos del “hermano lobo”
Una oración, un pensamiento, un sonido, una canción pueden cambiar el agua, pueden cambiar el alimento, pueden cambiarlo todo.
Una oración, un pensamiento, un sonido, una canción pueden cambiar el agua, pueden cambiar el alimento, pueden cambiarlo todo.
Yo, si hago comida la hago con amor, y con un gusto tremendo, si no, mejor no cocino nada....
ResponderEliminarY si compro comida también la compro con amor y buena intencíón, con cariño e ilusión, fíjate.
Será por ello que estamos tan sanotes por acá.
Feliz Santa Semana Alicia!