jueves, 27 de octubre de 2011

EL EGO Y YO


Rubèn nos contò que esta semana su gurù preguntò algo muy especial, en por què gastaban dinero en ir a que les acariciaran el ego
Eso nos dejó pensando, la mayoría de los cursos y talleres están hechos para que las personas se sientan bien consigo mismas, que se fortalezcan sus personalidades, cuando, como dijo Rubèn, en realidad la personalidad no es uno mismo sino una expresión del ego
Regularmente, los cursos de trazas binternacionales –que van de mil pesos a mil dólares-  se encargan de hacerles ver a todos los integrantes que son una maravilla del universo, que tienen razón en todos sus traumas y pensamientos porque el mundo los ha hecho como son y que pueden acceder fácilmente al conocimiento a través de la pràctica de algunas posturas, unas oraciones, unos baños, unos polvos, unos cristales, unos libros, sin necesidad de realizar grandes cambios internos
Ademàs, al finalizar el curso cada quien se lleva un bonito diploma con ribetes de color o dorados e inmaculado blanco o color pergamino para colgar en la pared màs concurrida de su hogar en el que lo califica como grado uno, master, junior, mago, maestro, experto, etc.
Sin embargo, nada ha cambiado en la vida del aspirante, todo sigue igual, salvo que ya puede decir a todos sus conocidos que ha recibido una iniciación y que, al lado de los demás humanos ya està algunos escalones arriba, desde donde puede ver sus cabecitas en masa pasando bajo sus pies
Rubèn nos dijo que contrario a eso, lo que se busca es acabar con el ego, que es lo que su gurù le ha enseñado en vez de fortalecerlo, engrandecerlo, acariciarlo, amarlo, hay que destruirlo, dejar de creer que uno es el mejor o el màs preparado, porque en realidad, el conocimiento deja ver que mientras uno aprende màs, nota lo poco que sabe
Acabar con el ego, permite al ser humano ser libre de esa búsqueda de reconocimiento, o de làstima o de victimización, de la superioridad, de la soberbia o de adoraciòn, permite al ser enfocarse en lo que realmente vino a aprender, disfrutar o admirar en esta vida
Pero desafortunadamente, dijo Rubèn, a la gente no le gusta que le digan que todo lo que cree que ha logrado de superioridad espiritual no existe, que es un simple espejismo sembrado en otro espejismo que es la idea que tiene de sì mismo
Por eso es que hay que reconocerse en su verdadera naturaleza en el cosmos, luego, cuando tienes ese conocimiento, dijo Rubèn, viene otra responsabilidad porque la verdadera ignorancia no es la del que no sabe, le dijo su gurù, sino la de quien teniendo el conocimiento no lo aplica o lo hace a un lado.
Rubèn tenía que irse, pero antes de hacerlo nos diò una advertencia terrible: cuando se acerca el momento de partir de esta vida, el ego se esfuma, como un amigo traicionero que siempre te murmura en el oìdo, cuando ve que todo està perdido se va, se desaparece, se larga dejando a la persona en lo que realmente es, en su verdadero yo, en su verdadera escencia y entonces, cuando la persona se dà cuenta de que ese no era èl, que no era èl quien exigìa ser adorado, temido, reverenciado, admirado, excluìdo y que no hizo nada que alimentara su verdadero yo, no le queda nada, nada que pueda llevarse, nada que pueda tener, nada que pueda hacer, nada, ni siquiera tiempo
Por eso es la búsqueda, dijo rubèn, porque como diría Liff: “El despertar sì te lo llevas” cuando te vas, pero ademàs, es lo ùnico que te permite aprovechar realmente el tiempo que te queda aquì en la tierra

martes, 11 de octubre de 2011

PROSELITISMO RAPIDO Y FURIOSO



El taxi corre veloz por las calles, el hombre entona, como himnos la melodía que, como todos los días toca su estéreo Sony, iluminando con sus cambios de color azul, verde, rojo, amarillo, la mañana en la que ya despunta el sol
El primer cliente hace la parada, el taxista derrapa y se detiene, "a donde va?" -pregunta como si llevara prisa, "voy a la Nader, aquí al centro", “ah no yo voy para allá” y señala en dirección contraria.
Luego otro más está listo esperando su paso, de nuevo el brazo que se eleva para pedirle que se detenga, esta vez, accede a llevarlo, al cabo la zona por la que manejará esta despejada a esta hora
Apenas sube al taxi, el taxista aumenta el volumen de la canción y entona sus cantos a todo pulmón, lo que impide que el pasajero realice una llamada telefónica, pero bueno, "no importa", piensa, "ya llegaré pronto"
Un automóvil va a la izquierda, prende la direccional para pasar al carril de la derecha donde el taxista conduce tranquilo, quien, al momento en que percibe el movimiento del otro auto acelera y le avienta la carrocería encima, impidiéndole cambiar de carril, con una sonrisa de superioridad va paralelo al otro auto hasta el semáforo, donde arranca a todda velocidad en el verde asegurándose que irá antes que nadie.
Otro alto, una mujer atraviesa por el paso peatonal que él pisa y toca el cofre para no caerse- el taxista entre su canción mastica una maldición, luego de golpe da vuelta en “U” para regresar a la otra avenida. Un camión reacciona igual que él y es cuando el taxista baja un poco la música –para alivio del cliente- tan solo para insultar al camionero y a su familia (que dicho sea de paso ni está presente)
La música regresa de nuevo al tope, las bocinas incluso reverberan con los bajos y el cliente siente que hacen eco no solo en sus tímpanos sino hasta en el hipogastrio.  El taxista vuelve a cantar.
Cuando el cliente hace una mueca de disgusto, el taxista lo mira por el espejo, y se siente retado, entonces descubre que trae un collar de cuentas verdes y amarillas, “seguro es un santero” piensa, sin saber si no será otro el significado del colgante
Por segunda vez baja la música, el pasajero piensa que vienen nuevos insultos y busca al depositario, pero no, el taxista lo hace para intentar convertir al pasajero, le explica que esas canciones maravillosas que ha estado oyendo de amor y paz y salvación son religiosas, que con ellas se alaba todo el día a Dios y que por eso él las lleva siempre, que está entregado en cuerpo y alma al “señor” y que lo comparte con quienes suben a su “unidad”
El pasajero suspira con impotencia, sabiendo que aún faltan como diez cuadras de derrapones, de no dejar pasar a ningún coche, de pleito con quienes atraviesan la calle y con los que quieren cambiar de carril, de música estridente y lo peor, del monólogo que sin su consentimiento ha iniciado ya el temible alarife
“Dios es el que nos salva y que nos oye todo el día”, dice el taxista “¿y como no lo van a oír con este escándalo hasta el cielo?” piensa el pasajero, “usted tiene que alabar a Dios también”, aconseja mirando por el retrovisor el conductor quien por eso ha estado a punto de estamparse con el auto de enfrente y hace una pausa “disculpe usted señor... que te pasa imbécil? Qué? Pues bájate, no te frenes así animal!!”
Al fin, una cuadra, solo una cuadra separa al hombre de su destino, y entonces decide pedir “déjeme aquí por favor”, “pero no iba a la otra cuadra?”, “no, es que acabo de recordar que tengo que comprar algo en la farmacia, gracias”, el taxista le indica "son 35 pesos" "¿¡treinta y cinco pesos!?, ¡pero si la tarifa es de 20!", "pues si mi buen pero ya ve como está de caro todo ahorita, la gasolina ya subió y pues tengo que pagar la renta de la placa, porque ya ve que Dios...." el cliente saca el efectivo y paga de inmediato antes de que el conductor vuelva a comenzar a hablar o cantar, se aleja velozmente
El taxista lo mira desaparecer y suspira ahora con satisfacción, sabe que ha hecho su buena obra del día, proclamar la palabra de Dios desde su taxi y continúa calle abajo cantando felizmente en busca de nuevos pasajeros que necesiten ser convertidos a su religión 

martes, 4 de octubre de 2011

EN SU MATRIX


Cha fue a una reunión de monjes zen, explicó su experiencia, dijo que, en el evento, tras repetidas meditaciones de repente algo se rompió dentro de él, todo lo que sabía sobre sí mismo se desmoronó, solo estaban él y el Todo, que finalmente eran uno. Pero no era una sensación solo mental o espiritual, era física!, fue cuando, dijo, comprendió que la conciencia espiritual no solo implica cambios en el espíritu o la mente, sino que también involucran al cuerpo
Luego de sentir eso, su percepción cambió a su alrededor, su vida por primera vez tomó sentido, como si todo lo que hubiera estudiado y realizado antes solo fuera el preámbulo a su propio encuentro, porque, explicó, la energía del monje logró despertar la conciencia de la existencia de su propio maestro interno.
Salió libre de miedos, de preocupaciones, de frustraciones, de recuerdos amargos y hasta dulces, todo se quedó en donde debía: en el cajón del pasado y vió al mundo y a la gente con sus ojos nuevos, descubriendo la luz en cada situación y persona, como si hubiera quitado una venda de sus ojos
                                                 Iluminación de a mil pesos
Apenas salió del intensivo, quería que todos compartieran la experiencia, que se acercaran a recibir esa poderosa energía que activara en ellos esa fuerza que podría conducirlos para siempre hacia la luz, pero, dijo, lo que pasó después fue desilusionante (lo bueno es que ya no le preocupa tanto la desilusión)
Le llamó a su amigo Mario y le dijo que quería que conociera al monje zen, que era una oportunidad única en la vida, Mario le relató que él ya era un iniciado y Master en el Reiki y que curaba a toda la gente que lo rodeaba, que no sentía que ninguna otra energía pudiera ayudarle.
Luego David le preguntó "y que te hace? te agarra la cabeza?, te pasa energìa con las manos? te opera? te cambia el hígado?" y entonces, al saber que solo era meditación se desanimó
Francisco le dijo que el mismo era ya un monje iniciado y no necesitaba ningún otro y que mejor entrara en su grupo porque esta semana hablarían de "el Secreto"
Hugo no se quedó atrás, ya que dijo que era una flojera total tener que meditar y hacer un esfuerzo para lograr encontrar esa energía, que mejor iría con Ramsés, un curador que le daba la iluminación a toda la gente de inmediato, con un solo toque de su mano y con solo mil pesos no tenías que andar haciendo otras cosas para alcanzarla
Cha se dió cuenta de que todos se sentían monjes, todos eran sanadores, profetas, magos, iluminados y los que no, eran unos flojos que querían terapias fast y light y no faltaron los que de plano ni le escucharon, le cambiaron el tema por otro de sufrimiento y dolor, así que guardó su alegría y dejó de comentar entusiasmado su gran experiencia hasta que la hizo extensiva a través de este blog.
Entendió que el darse cuenta, como dice Don Juan, es una cuestión personal, y que solo cuando el alumno está listo aparece el maestro, mientras tanto deberán caminar entre Ramseses que les juren que gracias a su toque ya son iniciados y por su mil pesos ya son grandes maestros espirituales, cuando no han dado el primer paso en el sendero porque implica un esfuerzo, "el mundo espiritual está aquí mismo, es un trabajo físico, es un trabajo emocional, nadie puede hacerlo por tí, el monje activa tu energía con a suya pero a ti te corresponde alimentar ese fuego, y no importa lo que sepas, lo que hayas aprendido de medicina alternativa, de mancias, de esoterismo, de religión, lo único que importa es que estás solo con tu chispa divina tomando por primera vez el camino de la luz", explicó
Recordé entonces de nuevo a Don Juan: "y cuando el mundo del pavor y el misterio abra su boca hacia ti te darás cuenta de que tus caminos seguros nada tenían de seguro", pero ¡cuanta comodidad y calidez brinda la cobija de la seguridad y la ignorancia!, contrario al frío que despierta y obliga a continuar que implica la realidad,
Pero como dice Laura: "ojalà que les sea cómoda su Matrix"