el muy querido Jorge Bahena en el cuartito
Otra de las enseñanzas de Jorge Bahena fue la que dictò entre los escritorios del Banco, eran tiempos de rupturas y de cambios casi para todos los integrantes de la sucursal, los dìas felices en que todos habìan encontrado pareja en los contornos de la Plaza los Portales y colonias aledañas se iban, como si fuera un destino comùn, las relaciones se conflictuaban y luego de un dìa de trabajo, las làgrimas fluìan y la trsietza se estacionaba necia lo mismo entre los pasillos que tras las puertas.
Jorge llegò ante sus compañeros con un dibujo en las manos, luego iniciò su explicaciòn:
"todos tenemos una casa grande y hermosa que es nuestro ser -dijo- en esa enorme casa, hay una cocina, que representa nuestras necesidades fìsicas de comer, el baño pues ya se imaginaràn, en la recàmara se gestan nuestras relaciones amorosas y sexuales porque es un espacio ìntimo, cuando entramos a la biblioteca, agregò, nos encontramos con libros, libretas, cuadernos, ahì està lo que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida, los conocimientos que nos ayudan a entender y traducir lo que vivimos y ser mejores, en la sala està el espacio en el que nos relacionamos con nuestros amigos, donde conversamos con ellos, donde cada uno tiene su sitio y pueden ver esa sala y saber quienes y como somos"
"Afuera de la casa, hay un hermoso jardìn, advirtiò, es un jardìn lleno de flores, de àrboles, colores, bellìsimos olores, esas son nuestras emociones" todos miraban a Jorge felices de pensar en tal imagen, pero luego agregò "al fondo del jardìn hay un cuartito, es un cuartito sucio, feo, està hecho de làminas obscuras y sucias, lleno de basura y apestoso, cuando andamos ahi dando la vuelta en nuestro jardìn, vemos el cuartito y nos dà curiosidad de saber que hay ahì adentro -dijo- entonces vamos y abrimos la puerta y nos asomamos, y de la nada aparece un tipo con una capucha puntiaguda y con un garrote que comienza a golpearnos una y otra vez, sin detenerse hasta que salimos corriendo de ahì y regresamos a la casa"
La imagen ya no era tan agradable, se miraban unos a otros mientras esperaban que Jorge explicara que pasaba en ese cuarto, entonces deteniendo la sonrisa en sus labios continuò: "ya que estamos ahì en nuestra casa, de repente abrimos la ventana de la recàmara y nos asomamos hacia el jardìn y vemos el mèndigo cuartito, entonces nos entra la curiosidad, serà que ya se fue el encapuchado? y atravesamos el jardìn, abrimos la puerta y entramos de nuevo al cuartito y como la vez anterior, aparece el tipo con su garrote y nos pone una paliza", Jorge no pudo evitar reìr esta ocasiòn, lo que se entendiò una vez que explicò "es que ese cuartito son las cosas negativas que hemos vivido, las cosas del pasado que hemos guardado y cada vez que entramos a ese cuarto o nos asomamos a èl a ver y recordar esas cosas, obviamente recibimos una paliza"
A todos les quedò claro que efectivamente, ahi està el mèndigo cuartito con el tipo del garrote esperando a que uno tenga la mala idea de ir a ver si ya se le olvidò una mala relaciòn, una traiciòn, una amistad rota y zaz! golpe tras golpe se dan cuenta de que siguen ahì
Jorge explicò que era muy difìcil deshacerse del cuartito, porque tiene una funciòn: la de recordar las cosas que no se deben repetir, o las precauciones que hay que tomar o las advertencias que habràn de observarse, de las experiencias vividas, pero que para ello no era necesario ir a meterse al cuartito sino verlo desde el jardìn, analizarlo desde otro sitio y asì irlo comprendiendo
"Desgraciadamente, hay mucha gente que no solo se asoma a cada rato, o se mete en el cuartito dìas enteros a que lo golpee el tipo del garrote, dijo, sino que viven ahì todo el tiempo, sin darse cuenta de que tienen una enorme y hermosa casa llena de cosas valiosas y con un jardìn maravilloso lleno de vida y de color, por eso les traje este dibujo, para que vean al cuartito y eviten quedarse dentro de èl", dicho eso tomò su dibujo hecho en la computadora y lo pegò en la sucursal, entonces, todos dejaron de llorar lo que se fue y cada quien comenzò una nueva vida hacia distintos caminos
Claro que, en un momento de curiosidad malsana, si alguien se asomò de nuevo preguntàndose si ahi andaba el del garrote, recibiò siempre su pronta y enèrgica respuesta
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