sábado, 28 de mayo de 2011

Dime como vistes y te diré que tan evolucionado estás


Amanda decidió entrar en un grupo de meditación, como en algunos sitios exclusivos en que se pide rigurosa etiqueta, no pareció ser bien recibida, porque, pensando que podía utilizar cualquier color para contactar a los seres superiores y a la energía creadora del universo, llegó vestida con un color morado, quizà por aquello del sèptimo chacra, ya que no creyó conveniente llevar sus jeans y camiseta por tratarse de un círculo muy exclusivo
Al principio la mujer que guiaba la meditación la miró asombrada, a pesar de que los otros participantes iban de verde, naranja, rosa y blanco, luego le sugirió, dado que su vestimenta le catalogaba como neófita, que comenzara en los grupos básicos de meditación y regresara otro día, su amiga que le acompañaba explicó que Amanda ya tenía conocimientos y que, siendo un grupo de meditación y no de enseñanza podrían compartir el momento, la mujer no estuvo muy de acuerdo pero finalmente aceptó.
Dos meditaciones después y días más tarde, Amanda recibió un correo electrónico en el que la mujer le sugería, si quería continuar en el grupo, que vistiera de forzoso blanco, y que de ninguna forma usara ropa escotada ni ceñida al cuerpo.
Su relato recuerda de alguna manera las iglesias en las que las mujeres no pueden entrar con vestidos ceñidos o ropa ajustada sin ser mal vista por los feligreses, cuando, según dicen, es la casa de Dios, que en todo caso sería quizá quien debería especificar las reglas de etiqueta del recinto.
Es así que, le pareció extraño que se centraran en la forma de vestir en un círculo tan alto.
<le recordó que los seres humanos intentan diferenciarse y pertenecer a grupos a través del vestido, de alguna forma, los “emos”, los “chakas”, “los darks”, no son tan distintos de aquellos que traen bajo el brazo un libro de Benedetti cantando canciones de Silvio Rodríguez con vestimenta intelectual y a veces implementos como pipa, morral o bufanda, ni se distancian mucho de quienes al pertenecer a algún grupo de meditación o medicina alternativa visten trajes autóctonos o inmaculado blanco en todo su ser.
Es verdad que la vibración de los colores influye en nuestra propia vibración, incluso en el ánimo, pero el establecimiento de rígidas normas para pertenecer a uno u otro grupo más allá de la ideología o del interior dejan en duda por mucho si un grupo es o no realmente espiritual, o sería mejor para Amanda tomar un café con modelos de alta costura, las que, finalmente estarían mejor vestidas.
Habrá que reconocer que muchas veces la ropa que se utiliza para las prácticas espirituales toma la energía del momento y se carga de esa fuerza lo que siempre le ayuda a conectarse después más rápidamente con el entorno y que el blanco es el color que, dada su vibración ys u composición de todos los colores logra una mayor eficacia para este efecto.
Sin embargo, considerado que en la mayoría de los grupos espirituales, esoteristas y religiosos no les gustan aquellos que visten raro, seguramente Jesucristo, Bodidharma, San Francisco de Asís (que vestía con costales), un centenar de santos y hasta el propio Dalai Lama no serían admitidos en tan evolucionados círculos.
O como dirìa Norma Muñoz, la querida Esmeralda, "Antes de vestir tu cuerpo de blanco ilumina tu alma"

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