foto Alicia Villavicencio |
Cursamos la mitad de noviembre, se va el mes y con él las almas que vinieron a darse una vuelta a la tierra, por lo menos en México, en cada región, se celebró la llegada de los parientes que, fallecidos hace tiempo, aún son recordados por sus familias.
Para que el alma visitante se sienta como en vida se colocan en altares a veces pequeños, otros descomunales (como el de el anahuacalli) las ofrendas de viandas que en vida fueron sus comidas favoritas y bebidas, algunas de las cuales incluso fomentaron su ida de este mundo.Es en el centro de la República Mexicana en donde mayor fama tienen los altares, las fiestas, las flores amarillas o cempazúchitl, la música y las brillantes noches iluminadas de cientos de velas, pero en Yucatán, los altares de muertos son distintos y la fiesta mucho más larga
De hecho es una semana antes del primero de noviembre cuando los preparativos comienzan para el HANAL PIXAN o comida de ánimas, se elige el sitio, las plantas, las piedras, lo que conformará el altar que contará con tres niveles, a los niños se les colocan listones negros o rojos en la muñeca de su brazo, y precisamente los niños son recordados el 31 de octubre, los adultos el 1 de noviembre y el día dos son las misas generales para todos, pero en realidad son ocho días de festejos, ya que según el Bix (los ocho días de fiesta) las almas se van una semana después
El primer nivel del altar está dedicado a los niños, es fàcil encontrar en ese sitio los juguetes, los dulces de pasta de almendra que se elaboran en la región simulando diversas frutas y dulce de yuca.
En el segundo nivel se colocan los alimentos preferidos del difunto: mucbipollo (un tamal redondo horneado en hojas de plátano bajo tierra que contiene pollo en trozos con hueso, carne de res y carne de puerco con tomate, especias y en ocasiones axiote), vaporcitos, tamales colados, pan, xec (mandarinas, naranjas, jícama con limón, sal y chile en polvo), salbutes, tortillas, pozol (puede ser masa desleída con cocoa en agua o de masa con coco y chile) y la mayoría de los altares tienen balché una bebida alcohólica de a región elaborada con la corteza del árbol del mismo nombre que fue y es considerada por los mayas como sagrada
Al altar lo acompaña la foto del difunto, si se trata de una mujer se colocan tres piedras que simbolizan el fogón en el que se prepara la comida y cuatro piedras en el caso de un hombre para señalar las cuatro esquinas de la milpa de siembra, también se colocan las herramientas que usaron en vida, el machete, los elementos de bordados de hamaca etc.
Lo que llama especialmente la atención es la cruz que corona los altares, ya que además de ser de color verde, tiene colocado un pequeño hipil (vestido de flores que usan las mujeres) con lo que se representa la dualidad de Dios Masculino-Femenino que entre los mayas fusionaban Itzamná e Ixchel
Al frente de los altares se colocan piedras y velas simbolizando el camino de llegada al altar y el de ida, ya que se piensa que si no se alumbra podrían quedarse en la tierra.
En el exterior, regularmente, se encuentra un pequeño cuenco de calabaza colgado de hilos, denominado Chuyub, el cual se llena de comida y tiene el propósito de alimentar a las almas solitarias, a aquellas que sus parientes no les colocaron ningún alimento. Así que todos están invitados e incluídos en los festejos. Las oraciones, por supuesto suben al cielo en lengua maya.
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